EL SI DE LAS NIÑAS
En una posada de Alcalá de henares, están el viejo don Diego y doña Irene, de regreso a Guadalajara, a donde han ido a buscara doña Francisca, la cual se esta educando ahí en un convento, y a sido pedida en matrimonio por don Diego.
Al comenzar la acción, don Diego habla con su criado Simón, y deja traslucir que va a haber boda pronto, que será el, quien se casa con una jovencita de dieciséis años.
Llegan doña Irene y su hija y se entrevistan con don Diego. Doña Irene amonesta a su hija por la frialdad que manifiesta a don Diego, cuyo elogio le hace una vez más.
Doña Irene comunica a don Diego sobre sus barullos de que Francisca quiere ser monja, y el piensa que ello puede deberse al deseo de evitar aquel matrimonio por que no le complace.
Pregunta a la muchacha, y la madre interviene para apartar tales sospechas, pero el caballero la hace callar, Paquita (Francisca) esta atormentada.
Francisca, por obediencia a su madre no recoge esta generosa invitación a la sinceridad, no dice que si, tampoco niega, doña Irene contesta por ella.
Don Félix va en búsqueda de Paquita, se entrevista con ella y le promete que no permitirá la mentada boda.
Carlos viene dispuesto a impedir la boda, pero este se da con la sorpresa de que don Diego es su tío. A raíz de esto, Carlos indica su retorno al regimiento, Paquita se queda desconsolada al saber de que su amado se ha ido sin anunciarle siquiera la marcha.
De madrugada, don Carlos le sigue en Alcalá, da una serenata a Paquita y le arroga un mensaje escrito, el cual será recogido por don Diego. Este fielmente comprueba el amor de Paquita y su sobrino, y opta racionalmente por ceder su lugar a Carlos. La obra concluye con la bendición de don Diego para la unión de los jóvenes amantes.
Al comenzar la acción, don Diego habla con su criado Simón, y deja traslucir que va a haber boda pronto, que será el, quien se casa con una jovencita de dieciséis años.
Llegan doña Irene y su hija y se entrevistan con don Diego. Doña Irene amonesta a su hija por la frialdad que manifiesta a don Diego, cuyo elogio le hace una vez más.
Doña Irene comunica a don Diego sobre sus barullos de que Francisca quiere ser monja, y el piensa que ello puede deberse al deseo de evitar aquel matrimonio por que no le complace.
Pregunta a la muchacha, y la madre interviene para apartar tales sospechas, pero el caballero la hace callar, Paquita (Francisca) esta atormentada.
Francisca, por obediencia a su madre no recoge esta generosa invitación a la sinceridad, no dice que si, tampoco niega, doña Irene contesta por ella.
Don Félix va en búsqueda de Paquita, se entrevista con ella y le promete que no permitirá la mentada boda.
Carlos viene dispuesto a impedir la boda, pero este se da con la sorpresa de que don Diego es su tío. A raíz de esto, Carlos indica su retorno al regimiento, Paquita se queda desconsolada al saber de que su amado se ha ido sin anunciarle siquiera la marcha.
De madrugada, don Carlos le sigue en Alcalá, da una serenata a Paquita y le arroga un mensaje escrito, el cual será recogido por don Diego. Este fielmente comprueba el amor de Paquita y su sobrino, y opta racionalmente por ceder su lugar a Carlos. La obra concluye con la bendición de don Diego para la unión de los jóvenes amantes.
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